Tuesday, March 2, 2010

Vivir el terremoto desde lejos


El sábado en la mañana me desperté con una llamada de A., que suena desde Londres igual como sonaba en Harlem, cuando estaba a sólo una hora de mí. Yo todavía no abría los ojos cuando me dijo rápida y agitadamente que me levantara y llamara a la casa, que un terremoto enorme tenía a buena parte de Chile en el suelo.

Me despabilé en un segundo y llamé a Santiago. Claro, los teléfonos estaban muertos y me demoré horas en poder hablar con mis papás. Pero sabía que estaban bien. Gracias a la diferencia horaria A. los había telefoneado sólo una hora después del terremoto. Entonces, las comunicaciones aún funcionaban.

No es necesario que cuente qué pasó. Ya todo el mundo lo sabe y muchos saben mejor que yo. Y eso es lo extraño, lo que me tomó por el cuello y me persiguió todo el fin de semana. El escuchar del miedo, del dolor, de la impotencia de los que uno quiere sin poder sentir realmente lo que ellos están sintiendo. "Surrealista y pesadillesco", me dijo V. una vieja amiga que está en Alemania. Surrealista, era la palabra que me venía dando vueltas a mí desde que me senté a ver la tele que nunca prendo y no pude encontrar nada de buena información.

Entre toda la basura que hay encontré sólo dos noticieros: Euronews, que es un buen canal si se pasa por alto el que no se interesa porque el mundo se derrumbe más allá de Europa, y Fox, que es lo más cercano a una pesadilla que se puede tener. Imaginen a un tipo de dientes perfectos -ya me decía B. que se debe desconfiar de quienes tienen dientes perfectos- hablando de la Casa Blanca monitoreando Chile, de "america" tan preocupada por Chile, del pobre Chile que tan buenas relaciones tiene ahora con "america", de este paisito tan desarrollado y su desgracia que, horror, iba a provocar un tsunami en Hawaii, es decir, en "america". Después de tanta alusión al pueblo elegido de "america" simplemente me fui a internet, a tratar de ver TVN (cosa que no había hecho en los dos años que llevo aquí) y a mandar mails y a buscar a los amigos en medio de mi miedo virtual.

El domingo fue distinto, nos fuimos con B. y T. a una panadería chilena en Astoria, Queens, para acompañar a S., una amiga con familia en Chiguayante que no podía ubicar ni a sus papás ni a ninguno de sus seis hermanos. Estuvimos todo el día comiendo churrascos, brazos de reina, chilenitos, empanadas y pan con palta mientras veíamos las noticias de Chile. El lugar se fue llenando y vaciando de compatriotas durante todo el día. Todos hablando bajo, comiendo, tomando tecitos, riéndose a ratos, secándose los ojos a veces, mirando la tele como si se nos fuera la vida en cada imagen.

S. y su marido gringo no paraban de poner mensajes en Facebook y en Twitter con sus I Phones. Y yo... yo tenía pena. Comía mi pan con palta y me tragaba las ganas de llorar. No era sólo por la familia de S., o por el miedo que mi mamá le tiene a los temblores, o por los giles que arrancaban con un refrigerador a cuestas, o por el paco que pateaba a un tipo en la calle, o por el señor que había soltado a su hija cuando las olas se ensañaron con Constitución. Era porque no podía sentir lo mismo que todos por allá, porque estaba viendo el terremoto a través de una pantalla, porque por primera vez en dos años tuve la certeza del mundo que dejé atrás. Mi amiga I. lo puso en muy buenas palabras: "la pena de no sentir la pena"... Y es que eso es. Tengo la tristeza del espectador, del que siente, se conmueve, vive el caos por minutos, horas o días, pero después abre la puerta y se desliza en otro mundo. En mi caso, en la nieve, en las calles de Nueva York.



PD: me di cuenta que hace un año que no escribía aquí... cómo vuela y cómo cambia la vida en sólo un año. ¿no?
PD2: Un abrazo enorme para todos por allá. El próximo pan con palta va por ustedes.
PD3: La familia de S. está bien. Aparecieron todos. No tienen agua, ni luz, ni gas, pero justo habían hecho las compras del mes el día antes.

5 comments:

Licanantay said...

Hola hermanita :)
No sabes lo bien que te entiendo... yo estoy un poco màs cerca, pero igual estoy lejos. Igualemente no senti nada.
He terminado este viaje con un poco de cargo de conciencia... imaginate, comiendo un kuchen a la orilla del llanquihue en Pto. Varas sabiendo que muy cerca la gente se peleaba por un paquete de fideos...
en fin, nuestro vuelo se retrasò por supuesto. Mañana vamos en bus de regreso, fue lo que pudimos encomtrar en este caos. Son 20 horas de viaje, pero ya me acerco a casa. Besitos miles por allà.

Anonymous said...

Sole, puxa k fue heavy el terremoto, aunk afortunadamente, lo mío y mis cercanos sólo fue puro susto. Pero del bueno, de ese k te hace pensar en la pérdida de quienes kieres, en tu muerte, en el fin...
Uf, todavía me paralizo con cada réplica y k decir de las imágenes del sur.
Un gran abrazo y espero comerme un pan con palta contigo pronto por allá ;)
Mil cariños
Kathya

M said...

Justo el día que leí esto, me encontré con esto otro:
http://www.zancada.com/despues-del-terremoto-no-me-voy-de-chile/

Las vueltas de la vida.
Creo que ya eres una newyorker ¿no?

S o L e said...

uf, mane
No sé si seré una new yorker... pero hace rato que venía preguntándome cómo, con quién, por qué y dónde construimos hogar. Y tu brasileña me acaba de dar unas buenas pistas
Un abrazo enorme

Revista Energía & Jardines said...

qué difícil estar lejos en un momento como éste. y te perdiste los temblores de ayer. esta cosa no para. y el anticristo que asume y Frei pasado a azufre. no sé qué era peor. sigue escribiendo Sole, un abrazo y nos veremos ojalá pronto si el apocalipsis no era este